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2. A partir de la fecha de publicación, los miembros del blog deben comentar en cada entrada, con impresiones, consejos y correcciones (de ser necesarias) hasta el viernes de la semana de publicación.

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miércoles, 30 de mayo de 2012

Lagos de Fuego


Patch estaba irritable y tenía razón, lo que esperábamos que fuera una pelea de la que íbamos a exprimir un par de monedas no pintaba nada bien, pero ya estábamos en la puerta y no podíamos escondernos, una anciana nos gritaba en un lenguaje extraño que sonaba a los alegatos de un borracho con lágrimas en los ojos y las manos manchadas de sangre.

Las noches en la ciudad suelen ser frescas gracias a las brisas que soplan desde el cañón de la alta cordillera pero esta era una noche caliente en el peor verano que había vivido la ciudad en los últimos años y la pesada chaqueta del uniforme nos convertía en muñecos de nieve en medio del desierto africano.

El día estuvo tranquilo, recibimos el turno de la tarde de Omalley y Rodríguez, que solo habían tenido que perseguir a un par de carteristas cerca de las tiendas Gladslow, cosa que ninguno de nosotros dos pensaba superar como lo más relevante de la jornada, Patch y yo teníamos un plan para el resto de la tarde y parte de la noche: nos sentaríamos en el bar de Jay un par de horas a jugar cartas con Micka el gitano y tal vez iríamos a ver a las mujerzuelas de la calle Memphis cuando estuviera más oscuro, según nos dijo Rodríguez, había llegado un nuevo grupo de irlandesas que valía la pena chequear, Patch quería llegar temprano para domar alguna con sus puños como hizo la última vez y yo quería hablar con Matilde, la chica italiana respecto a la llegada del nuevo cargamento de opio.

La primera en hablar con nosotros fue el Ama de Llaves, una pequeña anciana con un acento muy marcado de alguna parte de Europa del Este que hacía largas pausas para buscar las palabras correctas. Cuando se sentó con nosotros en la pequeña antesala no parecía muy afectada por lo que había sucedido a pesar de que tenía sangre seca en sus manos y vestido, toda la casa estaba a oscuras y en absoluto silencio, la gran lámpara de la sala flotaba como un fantasma, iluminada por la pequeña luz del mechero de petróleo con el que la anciana nos había recibido, sus cristales desprendían brillos mortecinos color naranja antes de esconderse en la penumbra de la sala y las cortinas se movían levemente con la ligera brisa que empezaba a soplar a través de las ventanas.

Cerca de las 5 de la tarde habíamos perdido hasta el último centavo jugando cartas con el maldito gitano y Patch estaba listo para soltar un poco de vapor, así que nos dirigimos al ghetto judío cerca al parque Betty Forge. El calor era insoportable, recuerdo que las hojas en los árboles no se movían ni una pizca y que con el final de la tarde todo empezaba a teñirse del color del fuego, estábamos en medio de un incendio, encerrados en chaquetas de lana.

La señora Popovich tenía la cabeza baja mientras hablaba, a veces la levantaba y fijaba sus ojos en mí, con una mirada lastimera que rogaba la dejara alejarse de ese lugar.  En la pequeña sala apenas cabíamos los tres, de modo que podía sentir su respiración y el aroma metálico de la sangre seca en su vestido aun bajo el tufo a whisky y perfume barato que Patch desprendía.  Nos narró cómo llegó a la casa un poco después de las 10 de la noche tras haber pasado el fin de semana con su hija pues el tren desde el norte solo llegaba a la estación central pasadas las 9 y ella no podía pagar un transporte hasta la casa de los Murfield, de modo que caminaba cruzando el barrio chino por el lado este, cercano al río, lo que le tardaba cerca de una hora.

La mayoría de los judíos del ghetto conocían bien cómo comportarse cuando llegaban un par de policías al parque después de las 7,  debían dejarse magullar un poco, soltar un poco de cambio y largarse a su casa a golpear a sus mujeres hasta  que nosotros nos fuéramos.  Ese día sin embargo nos encontramos con un listillo de esos que creen en toda esa basura de la declaración de independencia, demasiado inteligentes para dejarse llevar como el resto de las vacas  y demasiado idiotas para saber cuándo es mejor callar y aceptar un par de empujones, yo solo podía sonreír pensando en lo afortunado que era de haber encontrado a este imbécil para que le quitara el mal genio a Patch, de modo que no me lo tendría que aguantar toda la noche refunfuñando sobre el  gitano y sus trampas en las cartas.
La anciana narró con detalles su rutina al entrar a la casa después de su acostumbrado viaje: se preparaba un emparedado de pastrami y calentaba agua para sumergir sus pies hasta que le dejaran de doler, el emparedado aun se encontraba en el suelo, justo bajo el umbral de la puerta, a su lado un charco y un vaso roto dejaban ver que la señora Popovich no solo disfrutaba de la nevera de sus patrones sino también de su licor.

El judío estaba en buena forma, logró esquivar los primeros golpes de Patch, que se lanzaba impulsado por la rabia y frustración que provoca un bolsillo demasiado liviano, dejándose llevar como un perro rabioso que busca el cuello de su víctima. El chico se movía bien y seguro habría tenido una buena oportunidad en un ring de el bajo Wallace pero en medio del parque y con el maldito calor haciéndome mojar la ropa interior como puta de los muelles no quería darle la oportunidad de escapar. Le rompí la rodilla con el bolillo y lo vi caer en medio de un grito de dolor y una maldición. Patch ni siquiera lo notó y se abalanzó sobre él apenas puto, rompiéndole la cara con los puños como si fuera una calabaza de halloween, lo tuve que contener antes que lo matara, al menos eso creo, y nos alejamos riendo mientras el chico permanecía tirado en medio de un gran charco de su propia sangre y algunos pedazos de cara.

Patch siempre fue un idiota, antes de dejar a la anciana terminar su historia se levantó de la silla en la que apenas cabía y con un mugido similar al de un toro entró a la sala principal de la casa, un minuto después la luz de la gran lámpara empezó a aumentar su brillo hasta que pude ver su sombra proyectada a mis pies. De ella vi desprenderse la lámpara de petróleo que llevaba  en su mano derecha y la escuché romperse contra el suelo de mármol de la mansión.

Los dos estábamos de buen humos y caminábamos fumando  como marinos  por las calles del alto Yorchik cuando oímos los gritos al otro lado de la calle, le sugerí a PAtch que nos alejáramos para no tener que resolver lo que estaba seguir era solo una pelea familiar pero él insistió en ir, esperando poder robarse algo de la casa  o cobrarle algo al marido para no llevarlo a la estación, de modo que atravesamos en un par de saltos la calle que a esa hora estaba sola y seguimos los alaridos hasta la casa de los Murfield donde la anciana Popovich nos esperaba en la puerta.

Corrí hacia la sala al sentir el grito de Patch, recuerdo haber escuchado a la anciana empezar a gritar también y ver como de repente la luz de la lámpara central de la sala empezaba a ondular creando sombras  que se movían como por voluntad propia mi alrededor, podía ver a Patch de pie en el centro de la habitación dándome la espalda y en medio de la histeria que sentía pude ver las paredes completamente cubiertas de sangre y trozos de carne que chorreaban por todas partes, Patch giró sobre sus talones y pude ver su cara desfigurada por el terror, sus ojos casi salidos por completo de su rostro reflejaban el infierno en el que él se hallaba sumergido, abrió la boca en un gesto de dolor que le hizo sangrar la boca y extendió sus brazos hacia mí. Yo sentí  mi propio corazón saltar de repente y me detuve en seco a unos pasos del umbral de la puerta, entonces noté la silueta tras su cuerpo. Una mujer envuelta en una capa tan roja como la sangre que caía de las paredes con el rostro cubierto por una capucha, vi su esquelético brazo abrazar el pecho de Patch rompiendo su chaqueta con una uñas tan afiladas como cuchillos y revelando una piel llena de ampollas. Mandé mi mano al costado buscando mi arma entre temblores cada vez más fuertes, entonces ella me miró por debajo de la capucha y vi lo que me esperaba, los eternos lagos de fuego que ya abrazaban a mi compañero se abrían para mí también, recé un Ave María, descargué 3 tiros en el pecho de Patch y y apunté la pistola a mi sien.  

miércoles, 16 de mayo de 2012

La Última Lección


El maestro Wou-Han reunió a sus estudiantes más aventajados en el gran patio central de la escuela Xiangmù. Era un frío día de invierno y había nevado toda la noche,  de modo que el espacio encerrado semejaba  una gran vasija de cerámica vacía, perfectamente blanca después de salir del horno del maestro ceramista por primera vez, en un rincón, como puesto por el mismo dios Shang Di para romper el ensueño, se erguía orgulloso el antiguo roble que le daba su nombre a la escuela

La belleza del paisaje habría calentado el corazón del asesino más despiadado y habría llenado sus ojos de lágrimas, pero los hombres que salían lentamente del salón principal parecían no notarla. Lentamente la pureza del paisaje se fue rompiendo con rastros de pisadas mientras los hombres se formaban en el centro del patio. Todos vestían un holgado pantalón negro, algunos se cubrían con una gruesa chaqueta de lana cruda mientras los más orgullosos llevaban solo una camisilla azul de bordes dorados.
 
El maestro Wou-Han camino lentamente pasando su lugar acostumbrado en el corredor elevado donde podía ver a todos sus estudiantes y bajó para reunirse con ellos en el nivel inferior, los hombres se apartaron respetuosamente formando un círculo a su alrededor a medida que se aproximaba al centro del patio.
“durante nuestro viaje por este reino, los espíritus ponen frente a nosotros muchos caminos, algunos serán solo parte de su juego y no nos llevarán a ninguna parte, otros serán difíciles pero nos elevarán a lugares a los que no podríamos llegar de otra forma y habrá algunos que nos invitarán a descender  hasta igualarnos con los cerdos, pero solo uno entre todos esos es completamente recto, solo uno no permite desvíos ni dudas, solo uno  es tan angosto como el filo de una espada e igual de peligroso”

El sol brillo entre las nubes y llenó todo el patio de luz, encegueciendo a los estudiantes y sirvientes que se habían reunido a escuchar al maestro, el brillo hizo brillar los bronces de los espíritus de la naturaleza y los amuletos que colgabas de la gran casa, convertida hacía siglos en centro de entrenamiento para los hombre que de todo Zhongguo, que buscaban la guía del hombre que había asesinado al príncipe Orco del Reino Oscuro del Norte durante la guerra de Cristal.

Sue-Lin, el ayudante más antiguo del maestro se acercocon la cabeza gacha hasta el centro del círculo y extendió a su amo a Feh-Lem, la espada con la que había cortado la cabeza del príncipe orco, el maestro hizo una leve reverencia y la levanto, mostrándsela a sus estudiantes por primera vez, su hoja completamente negra parecía absorber la vida misma, la nieve se tornó aspera y el viejo roble crujió con un grito que se escuchó en el bosque por muchos años.

“ustedes han recorrido ese camino hasta este día, sin desviarse por el sol, la lluvia, las promesas del gobernador o de las mujeres del pueblo y se enfrentan a una división, a un lado está el camino, es un camino que solo termina con la muerte y que no promete riquezas, fama o amor, al otro lado está esta espada maldita, que exige sangre cada momento y seca lentamente a los que su poseedor más ama, pero a cambio, que les cumplirá todos sus deseos”

El maestro arrojó Feh-Lem a sus pies, la espada se clavó hasta la mitad de su hoja mientras  la nieve a su alrededor parecía apartarse, entonces empezó a caminar hasta la casa conla cara sumergida en sombras, solo yo pude ver la sonrisa que adornaba su arrugada cara, brillando como brilla una hoja maldita a punto de recibir su sacrificio.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Flaca


¿Qué te pasa por la cabeza?
Los gritos eran como puñetazos, recuerdo estar muy asustada, su voz  se distorsionaba y su cara se deformaba, los ojos eran inmensos, grandes platos rojos y sus dientes blancos eran colmillos que se doblaban hacia fuera para alcanzarme.

¡¡Sos una imbécil!!

y sus  puños cerrados se convirtieron en piedras con espinas sujetadas a grandes ramas llenas de insectos, sus piernas fluyeron transformadas en látigos que hacían zumbar el aire, el cuarto se acababa y mis uñas se partían arañando el concreto del suelo.

¡¡Perra!!

¡¡ Todo es tu culpa!!

En la penumbra del cuarto en el que me encontraba cada golpe hacía centellar mis ojos, tiñendo todo de un tono rojizo que  ocultaba el próximo golpe y la próxima centellada de luz y dolor.
El sabor metálico en la boca y las gruesas gotas que sentía caer por mi nariz forzaban  mi respiración,  escupía constantemente tratando de no ahogarme, él lo sabía, sabía que estaba a punto de matarme, como a un animal, en un rincón del cuarto de invitados.
Me enrolle en mí misma, sujetando las rodillas sobre mi pecho con el brazo que aún respondía, esperando la siguiente patada, pensando que tal esa fuera la que terminara todo, por fin, entonces lo sentí acercarse jadeando,  cansado y sollozando, tomarme el pelo suavemente y susurrarme que me amaba.

-Flaca, vos sabés que no es mi culpa, vos sabés qué tenés que hacer, esto es un quilombo de mil perras y solo nos tenemos el uno al otro, no llorés mi flaca que yo no te quería pegar tan duro, mirame flaca, no cerrés los ojitos, vení, parate…¡pero no llorés! ¡¡es que vos hacés escándalo por todo ché!! Preparame un mate Flaquita, dale, mirá que estoy cansado, dale, caminá  ché, dale, haceme un puto mate, ¡andá!

Los huesos me suenan con cada paso, creo que gimo, pero mis odios están tapados, me siento dormida un poco, solo un poco. La luz de la cocina me llama en medio de la oscuridad, soy como una polilla que camina sin sentir dolor ni emoción, alcanzo a recordar la cabaña en la pampa a la que íbamos cada abril antes de que él perdiera el trabajo y yo perdiera al niño.

-No te quedés callada Flaca, contame algo que estoy la mar de aburrido y vos no me hablas, ¿ya pusiste el mate?

Siento como mis lágrimas se mezclan con la sangre que todavía me sale de la boca en el agua que hierve en la estufa, cada gota tiñe un poco más la mezcla, el agua a punto de hervir la zarandea un poco antes de diluirla y alcanzo a envidiar a esa pequeña gota de sangre y lágrima que se puede perder para siempre y olvidarse que existió.

Lo siento levantarse, lo siento caminar y mis piernas me empiezan a temblar, un paso y el agua hierve rojiza sobre la hornilla, otro paso y la cuchara de palo se me cae al suelo, otro paso y estoy a punto de arrodillarme en un rincón, trato de mover los dedos y es una tortura, no sé cómo llegó el puñal a mi mano, pero lo apretó tan fuerte que siento el mango de madera chillar un poco. Él pasa sin verme me levanto para alcanzar la puerta pero creo que un gemido me delata porque lo siento tensarse, veo todo rojo de nuevo y me lanzo contra él.

-Ché, no te había dicho, encontré un par de fotos en el placard del cuarto de invitados, te acordás de la finca de la pampa a la que íbamos cada abril…

-Flaca…no…me claves...por la espalda...tan profundo ya no duele…no me hace mal.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Mano de Hombre Muerto


-Tranquilo chico, no le des el gusto de perder la calma-

-¡¡cállate maldito anciano, no voy a aceptar concejos de ti, así que cierra el maldito pico!!-

- ¿juegan señoritas?

El anciano me miraba fijamente tratando de leerme, seguía sonriendo, mostrándome su gran diente de oro, pero ya no era la expresión amigable del tipo que te cede el paso en un atasco de la calle Marlowe, no, yo conocía esa sonrisa, la había visto por primera vez hacía casi 20 años, cuando el tío Vinnie me llevó junto al primo Paulie al zoológico de Brooklyn para celebrar mi cumpleaños.

-Cambio una-

-Ninguna-

-Tres-

Era un día oscuro y en el cielo se veía como se acercaba una tormenta, paseamos por un rato y comimos helado, recuerdo que el mío era de pistacho, Después de unos 40 minutos Vinnie se separó de nosotros y le pidió a Paulie que me cuidara mientras él resolvía unos negocios. Yo adoraba a mi tío Vinnie de modo que aproveché que Paulie coqueteaba con la chica que vendía los algodones de azúcar para seguirlo, fui tras él por un rato, cerca de la jaula de los monos se encontró con Fipo y Tony, ambos cargaban a otro tipo que llevaba una bolsa en la cabeza. 

-Igualo tu apuesta maldito pedazo de escoria-

-Vamos hombre, estamos jugando entre amigos ¿no?

-Yo subo a diez mil-

-¡Maldito espagueti come mierda, me follaré a tu madre por esto, pedazo de escoria!-

-Pago por ver-

-¿Qué? ¿Tú también maldito campesino? Los mataré a los dos, ¡¡abriré sus cabezas con una cuchara y me comeré sus putos cerebros!!

La tormenta se desató cuando estábamos cerca del hábitat de las jirafas, la lluvia lo envolvía todo en una bruma oscura que solo me permitía ver siluetas, de modo que me acerqué hasta estar a un par de metros, avanzaba escondiéndome detrás de los árboles, los letreros y los arbustos que había alrededor del sendero, recuerdo haberme imaginado que los amigos del tío Vinnie llevaban a uno más de la banda a calmar la borrachera junto a los hipopótamos o le iban a dar un buen susto haciendo que un elefante jugara con él por un rato, como hacían los payasos en el circo de la calle 3, que metían al más chico en la boca de Yumbo cuando se quedaba dormido en pleno acto, eso siempre me mataba de la risa, seguramente había ido a ese circo solo en ese verano unas 20 veces, solo por ver a ese pequeño payaso luchar para que Yumbo no lo masticara.

-Espera, ¡Espera pedazo de basura!...ok, esta sortija vale al menos veinte mil, se la arranqué a un miserable que me debía por un trabajo de Houston igualo malditas perras, ¡¡les voy a partir el puto culo a ambos!!-

Finalmente llegamos a la jaula de los gorilas, yo estaba muy cerca de Tonny, escondido tras un gigantesco contenedor de basura, completamente empapado y lleno de barro hasta las rodillas, la lluvia había amainado y ahora era solo una brisa que helaba hasta los huesos, el sujeto con la bolsa en la cabeza hacía ruidos extraños como cuando en el cole el gordo O´malley me cubría la boca para quitarme el dinero del almuerzo. Vinnie solo fumaba su puro con calma mientras Fipo sujetaba al hombre por detrás, Tonny se acercó y sujetó la mano del tipo en alto, con los dedos extendidos, Vinnie se acercó y empezó a rompérselos uno por uno, recuerdo haber ahogado un grito viendo esos dedos doblarse hacia donde simplemente no podían hacerlo, entonces recuerdo que Vinnie se acercó al tipo y le dijo –quiero que sepas que esta noche voy a violar a tu mujer y a tu hermosa hija y haré que Jackie lo vea todo…hermanito- Tonny le quitó la bolsa de la cabeza y pude ver a mi papá, con el rostro lleno de sangre y los ojos llenos de lágrimas justo antes que Fipo lo tirara al pozo de los Gorilas, fue entonces que vi esa sonrisa, no en Tonny, no en Fipo, ni siquiera en Vinnie, la tenía ese enorme gorila que se abalanzó sobre papá y lo convirtió en pulpa con sus puños desnudos, sus ojos rugían con una furia que yo no conocía pero sus dientes perfectos, afilados y blancos se mostraban enteros…sonriendo.

-¡¡escalera  malditas perras, son míos los dos y van a caminar hasta los agujeros de los que salieron!!!

- yo tengo un Full House de ases chico, cómo decimos en Tennessee, creo que esta yegua se va a mi rancho

-Es un buen acento ese que tienes anciano, lo debes haber practicado mucho, pero Paulie me dijo dónde estabas, no te decepciones, al contrario, debes estar orgulloso de él…me tomó 4 días con sus noches sacarle todo lo que sabía, murió al menos 3 veces…desafortunadamente para él ,soy muy, muy bueno sujetando almas a este plano, es más, aún lo tengo aquí, en esta pequeña botella, junto a Fipo y a Tonny.-

-¡¡¿de qué diablos hablas maldito espagueti come mierda?!! ¡¡Te voy a matar!! Tú y el anciano campesino me han estafado-

-Howard, sé que tienes una 38 en tu cinturón, sé que crees que tu tío el senador te puede sacar de cualquier cosa como  te sacó de ese asunto con la puta en New Orleans hace 4 años y de nuevo en  Barrystown el verano pasado, pero si no te largas en este instante, te juro que me voy a olvidar qué me trajo a este basurero y voy a adelantar lo que se te viene, así que sal de aquí y empieza a rezar para que ninguno de mis amigos te encuentre antes hacer tus pases con cualquiera que sea el dios en el que crees.

-¡¡BAM!! -

-Buen intento Vinnie, ven,  acompáñame, quiero dar un paseo por el zoológico, allá nos está esperando un amigo que traje de muy lejos solo para conocerte, mucha gente me dice que me río justo como él.