Reglas

1. Las entradas deben ingresarse terminadas, hasta las 12:00 de la noche del miércoles de cada semana.

2. A partir de la fecha de publicación, los miembros del blog deben comentar en cada entrada, con impresiones, consejos y correcciones (de ser necesarias) hasta el viernes de la semana de publicación.

3. El autor de la entrada debe hacer los ajustes que sean pertinentes antes del siguiente miércoles, fecha en la que debe publicar su nueva entrada.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

EL Club

El club lo comenzamos Damian y yo hace ocho meses, aunque no nos conocemos formalmente. Sé la fecha exacta porque ese día me mudé a mi actual apartamento. La sala del suyo es perfectamente visible desde mi balcón y mientras acomodaba cajas llenas con ropa de mi esposa, lo ví follando duro a una flaca contra la pared.

Me excité de inmediato y me fue imposible apartar la mirada. Ella era bonita y parecía estarla pasando bien, las tetas se le movían con fuerza  y pude distinguir los pequeños pezones erectos a pesar de la distancia. Damian me vio y yo no hice nada por disimular que los estaba observando. Él tampoco hizo nada por obstruir mi visión.

En la noche le devolví el favor y forniqué con las cortinas abiertas en cuanto lo vi asomarse, tuve que quitarle las gafas a mi esposa para asegurarme que no lo viera. Fue testigo de todo el show, me esmeré en ofrecerle los mejores planos y creo que eso lo hizo un excelente polvo.

Las primeras veces fueron exhibiciones discretas: Yo abría las cortinas cuando mi esposa se cambiaba en las mañanas, él lo hacía en las noches; él tenía quickies en la sala antes de almorzar, yo la manoseaba en el balcón al llegar del trabajo. En ocasiones me descubría conduciendo a toda velocidad para llegar temprano a mi palco, con la sangre golpeándome el pecho y los pantalones tratando de adivinar lo que Damian y su mujer harían ese día.

Casi un mes después, mientras leía en el balcón un día en el que sabía que no habría faena en ninguna de las casas, noté a un señor corpulento observándome desde el apartamento superior. En cuanto cruzamos miradas, abrió las cortinas en su totalidad y llevó a una mujer madura y gordita con los ojos vendados hasta el ventanal, la penetró desde atrás agarrándola por el cabello sin dejar de mirarme. Las tetas se le pegaban al vidrio de maneras hipnóticas. Él también comenzó a exhibir a su mujer cada vez que tenía oportunidad.

Pasaron tres meses y se habían unido dos miembros más: un joven del edificio de al lado de Damian con su despampanante novia negra y un señor muy peludo que siempre llevaba una muchacha distinta a la terraza de su casa y tenía sexo de la misma manera, como si fuera un ritual. En ocasiones miraba por la ventana y veía a mis cuatro cofrades mirando concentrados un apartamento de mi edificio al que no tengo línea de visión. Me alegró saber que éramos más.

Una la noche fui a la tienda con mi esposa y me encontré a Damián y su pareja, nos miramos inexpresivamente sin saludar. Ella se ve mejor de lejos, pero el saber que la conozco en sus momentos más privados fue emocionante. Las miradas hambrientas que Damián le dirigió a mi mujer, se pagaron solas.

Algunas semanas después se desocupó un apartamento del edificio de la negra y pedí cita para verlo finalizando la tarde, con el solo propósito de conocer a otros miembros del club que no puedo ver desde mi ventana. Era el turno de una muchacha fea que vive dos pisos debajo del mío y que he visto en las zonas comunes un par de veces. Siempre me había preguntado como su esposo, un muchacho muy pinta, estaba con esa pelada tan desabrida: era cuadrada, pálida y con la cara rara, pero la fogocidad con la que lo montaba y la manera en la que se movía había respondido tan absurda pregunta.

Esa noche me comí a mi mujer con hambre.

Somos siete miembros fijos, han entrado y salido varios pero parece que no aguantan nuestro ritmo, solo espero que nunca se retiren la gordia madura, la negra y la mujer de Damian. Si nos encontramos en la calle nos ignoramos y si vemos en las ventanas ajenas situaciones no sexuales, desviamos la mirada. Estoy seguro que el club ha mejorado la vida sexual de los otros tanto como a mí. Por cierto, hoy me toca hacer show.



(inspirado en la vida real)

La máscara y las perlas



Ese día el tío Al me había llevado a encontrarme con mis padres después de que ellos salieran de una de esas gran cenas para recoger fondos en las que siempre estaban metidos, recuerdo que era principios de noviembre y ya soplaba el viento helado que caracteriza la ciudad durante todo el invierno, por lo que yo llevaba una gran chaqueta roja con el logo de los Knights que el tío Al me había regalado de cumpleaños. él me acompañó un rato en la entrada del cine, mientras fumaba su pipa y yo comía caramelos que me había comprado en la confitería.

Mi padre era un hombre inmenso, a mis ojos siempre fue un gigante al que sus trajes de diseñador no le lograban esconder la espalda ancha de nadador profesional y los brazos de boxeador, en su bigote poblado ya asomaban unas  canas que delataban su edad, igual que algunas pequeñas arrugas a los lados de sus ojos azules. Puede que sea mi mente la que construye estas imágenes, pero al bajar del taxi toda la calle se iluminó de luz, los tenebrosos callejones ya no parecían tan peligrosos y los vagabundos que poblaban esa zona de la ciudad, no me atemorizaban, sino que me daban un profundo pesar.

Tras de él venía mi madre, a quien tal vez, nunca pueda describir con exactitud, pues mi mente con los años ha construido alrededor suyo un halo de perfección difícil de romper. Recuerdo su piel de porcelana, sus labios delgados, sus ojos redondos y expresivos, en los que brillaba una luz que aún hoy al recordarla, ejerce en mi pecho una presión que me hace sollozar. Su vestido era de un blanco inmaculado y sobre su cuello, había un gran collar de perlas que brillaba como el mar, en la mañana.

Es difícil describir las sensaciones que experimenta un niño cuando ve a sus padres después de una larga ausencia, imagino que la palabra amor, es la mejor materialización de ese cúmulo de estímulos que hacen que la mente infantil se sienta al mismo tiempo plena, segura, feliz, llena de esperanza, emocionada por el futuro, libre de miedos y preocupaciones. En pocas palabras, se sienta llena de amor .

Eso es lo que recuerdo haber sentido durante las 2 horas en las que don Diego salvaba a toda California, excepto un momento, en el que debí dejar de ver las peleas con espadas y al voltear encontré las miradas de mis padres sobre mí, enlazadas en una sola, mientras sus sonrisas prometían que el mundo entero, estaría bien por siempre.

Al salir del teatro, el calor de los quemadores de gas fue arrastrado por el viento frío del invierno que nos golpeó de frente, mi padre pensaba que se acercaba una tormenta, de modo que en lugar de esperar al tío Al, decidieron ir a tomar un taxi a la avenida,  por lo que empezamos a atravesar el callejón que hay justo en la esquina del teatro. Recuerdo los grafitis, había uno muy grande que decía “Bienvenido al callejón del crimen ”
A mi padre el grafiti debió enojarlo, pues empezó a discutir con mamá sobre algo que yo no entendía, pues me había alejado persiguiendo un pequeño gato que salió de un basurero más adelante. Fue justo cuando lo había acorralado, que escuché el grito de terror de mi madre y me volteé para verlos de frente con un hombre que sostenía algo que brillaba bajo la luz de una lámpara.

Recuerdo el rostro de rabia de mi padre, recuerdo el collar de perlas de mi madre volando al romperse mientras liberaba miles de gotas de mar, recuerdo su vestido blanco, recuerdo los dos disparos, recuerdo el color del gato, recuerdo la mancha blanca en la mitad de su cara, recuerdo la rémington recortada que sostenía el asesino, recuerdo el olor de whisky y vómito en su ropa, recuerdo tantas cosas…pero no recuerdo su rostro, solo veo destellos de su mirada, esos mismos destellos que reconozco en cada maleante que encuentro, esos mismos destellos que se apagan cuando vuelvo su cara una pulpa sanguinolenta con mis puños.

quinta y ultima parte-Capítulo 3. La hoja seca en la cabeza del mapache.

Al llegar los León no pudieron evitar sentir el aura amenazante de sus enemigos, con una rápida mirada confirmaron que no debían dudar en tirar a matar. Los Matsu del Clan León arremetieron con fiereza contra sus objetivos destripándolos rápidamente, mientras instintivamente evitaban ensuciarte de la sustancia negruzca que salía de los cuerpos muertos. Cuando el ultimo enemigo cayo Hikari les solicitó ayuda para rescatar a sus compañeros, la sangre negra de las criaturas delataba la presencia de la mancha en ellos y puntualizaban el peligro en el que se encontraban los capturados.

Sin perder más tiempo corrieron por la ruta que Kai había trazado en su mente con anterioridad, basado en lo que había visto desde el puesto de observación. Después de un rato se encontraron con el muro que encerrada las ruinas, el cual había sido trepado por una de las figuras que ahora tiraba de una cuerda para subir a los capturados. Sabiendo que no había tiempo que perder, cargaron contra lo que ahora sabían eran criaturas de la tierra de las sombras, dos de las figuras cayeron destripadas rápidamente siendo reemplazadas nuevamente por otra que llegaba al ataque, pero ya tenían a dos de los fénix del otro lado.

Al terminar con los enemigos de este lado vieron como Taiga era arrojado del otro lado, en ese momento el desánimo fue reemplazado por la sorpresa, al observar como el guerrero Matsu se lanzaba en carga contra el muro derribándolo  con un poderoso golpe. Aprovechando la conmoción los otros samurái cargaron por la brecha contra sus enemigos reduciéndolos rápidamente. Tomaron a los prisioneros para ponerlos a salvo, mientras de los arbustos saltaban hacia ellos más enemigos que los acosaron un par de veces más hasta el momento en que los Cangrejo hicieron su aparición, siendo el número incrementado de samuráis y la presencia del Clan Cangrejo razón suficiente para que los enemigos decidieran  hacer su retirada.

Los tres Clanes regresaron juntos, no era prudente separarse ni continuar más con las pruebas con enemigos tan peligrosos en los alrededores, después de bordear un rato el muro llegaron al camino que los conducía a los terrenos del castillos, llevando al par de Fénix que aún estaban inconscientes y a los heridos de la batalla demoraron un rato en llegar a las puertas del castillo. Casi al atardecer fueron recibidos por los delegados y algunos monjes que recibieron a los heridos, después de informar lo que había pasado un enorme grupo de guardias fue reunido y despachado a las ruinas tanto para asegurar el terreno como para recoger a los miembros de los Clanes restantes.

Después de recuperar el aliento Hikari se dirigió estatuilla en mano hacia los delegados, declarando la victoria de los tres Clanes en la prueba. Si hay algo que no era Hikari es un samurái deshonesto, pudo haber encontrado sola la estatuilla, pero si no fuera por los León y los Cangrejo ahora estaría quien sabe dónde. En nombre del espíritu del evento se aprobó la victoria compartida, dando paso a una gran celebración, cuya alegría aumento al ver retornar sanos y salvos a todos los demás samuráis de la prueba. Finalmente un magistrado les tomo declaración y les permitió retirarse, con certeza era una ocasión de júbilo estaban cansados y nerviosos, después de todo, ¿Qué hacían tan lejos esas criaturas del otro lado de la muralla?

De repente Hikari sintió que le faltaba el aire, al abrir los ojos en medio de la desesperación pudo ver como una figura torturada y traslucida la estrangulaba, en ese momento un látigo de fuego trono en el aire y la figura se desvaneció. Taiga se movía en el cuarto reuniendo a los otros Fénix, mientras el cuarto poco a poco se llenaba más de estas criaturas, Taiga logro abrir un espacio hacia la puerta justo en el momento en que esta salto en astillas, del otro lado se encontraban los Cangrejo luchando contra más de estos seres fantasmales. Se abrieron camino por los pasillos hasta llegar a las habitaciones de los miembros el Clan León, que por los ruidos también estaban siendo atacados.

Kai fue despertado de la misma desagradable forma que Hikari, a fuerza de voluntad logro quitarse la criatura de encima alejándola luego  con fuego, en el momento en que los demás samuráis abrieron la puerta pudieron notar que era cuestión de tiempo, la habitación estaba atestada de esas criaturas. Taiga realizo una plagaría y alejo por un momento los espíritus, dándole tiempo a Kai y a los demás para sacar a los León de sus habitaciones. Mientras escapaban pudieron observar que el resto de los habitantes de la casa de Te estaban profundamente dormidos y el piso del lugar estaba cubierto de una neblina azul.

Salieron por la puerta de atrás y después de unos callejones se encontraron con una puerta la lateral que los conducía fuera de los muros del castillo, Taiga se volvió hacia ellos y les dijo:

-Hoy salvamos la vida pero aún no estamos seguros, mis peores miedos esta noche se hacen realidad. Debemos dejar la ciudad, pueden venir con nosotros pero debo advertirles después de esta noche podrían ser tratados como traidores, en nuestras manos esta salvar el imperio. No los obligare a venir con nosotros, si no están dispuestos a arriesgarse les recomiendo que dejen la ciudad y nunca hablen de lo que vieron esta noche.  

El resto del camino lo hicieron en silencio, después de un rato dieron con una carreta escondida entre unos arbustos, dos de los Cangrejo se hicieron adelante, otros dos subieron atrás con Taiga mientras los león daban un par de pasos atrás. El enorme Matsu los miro con contrariedad y dijo:

-Sé que me acaban de salvar la vida y no puedo explicar lo que vi esta noche, pero no los puedo acompañar.


Hizo señas a los otros miembros de su Clan y se perdió en la oscuridad de la noche. Kai no se movió de su lugar mientras miraba fijamente a Hikari, en ese momento dos de los Fenix recogieron sus cosas y se despidieron tomando camino hacia norte. Después de mirarse a los ojos Kai y Hikari subieron a la carrosa y se alejaron con los demás, sumergiéndose en la que recuerdan como la más oscura y fría noche de sus vidas.    

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las tierras tras la puerta de plata

"Comencé a cartografiar estas tierras en el mundo real sin ser consciente de ello, siempre que describía una ciudad ficticia acudían a mi teclado los mismos barrios enredados, las casas de techos puntiagudos y las empolvadas carreteras que conectan las partes habitadas. Como ves, estas tierras son muy parecidas a nuestra ciudad natal, pero con sectores inexistentes y adiciones donde no existen. Yo siempre me trasladaba a las montañas del oeste (ausentes en la Primera Vida) y fue en ellas donde ambienté dos libros que escribí en el mundo real. Tal vez los hayas leído.

Estaba muy orgulloso de la geografía que me había inventado, llena de detalles, viva, exitosa... bueno, hasta que llegaron los exploradores a decirme que el príncipe me necesitaba y me arrastraron con ellos."

Howard el escriba



"Es normal confundirse como lo hizo el escriba, le ha pasado a todos los artistas que llegan a estas tierras: se enamoran de lo que ven acá y cuando vuelven a la primer vida, componen, escriben o pintan lo que recuerdan, por eso hay tantas coincidencias creativas en tu mundo.

Me encanta cuando el príncipe nos ordena traer a alguno de esos, siempre se sorprenden al ver los personajes de sus películas andando las calles o al escuchar una canción suya cantada en las plazas. Se les ve el orgullo en la postura, bueno, al menos hasta que se dan cuenta que esas creaciones existían mucho antes que ellos las llevaran a su mundo.

Las voces nos han dado una lista renovada sobre las personas a traer, ahora tenemos que esperar en las afueras de la ciudad a que alguien de la lista venga caminando desde la puerta de plata."

August el explorador


"Nosotros no nos inventamos las listas, nos las transmite el príncipe cada vez que viene del mundo real. Y quienes somos Las Voces para cuestionar sus mandatos, nosotros solo somos el puente entre sus deseos y los engranajes que mueven estas tierras.

Pero hay personas mal intencionadas que dirán que el príncipe nunca ha despertado de su Primera Vida y que nos valemos de nuestro título para gobernar a nuestro antojo. Aquellos no son capaces de repetirlo en voz alta.

Sin Embargo él se ha encargado de organizar todo lo que trajimos del mundo real, de conformar una sociedad, de hacer que crezcamos y de darnos un propósito acá.”

La voz Robert



“Hay ciertas palabras que debes eliminar de tu vocabulario si piensas hacerte residente de estas tierras, palabras que encarnan horrores que se reproducen con facilidad.

Ya tuvimos un caso en el que un mercader no pudo contener sus miedos y desencadenó una masacre en el centro de la ciudad. Perdí tres de mis hombres peleando (la mitad de las fuerzas armadas) y solo evitamos que se propagara.

El príncipe en persona tuvo que venir y exiliar los seres oscuros que salieron de la mente del mercader, que no sobrevivió.”

Henry el Guardián



“Recuerdo cuando era libre de soñar lo que quisiera, antes de cruzar esa maldita puerta de plata. Controlaba lo que pasaba, manipulaba el entorno, podía robar bancos, tener orgías con modelos o hacía deportes extremos.

Pero los malditos exploradores me capturaron recién entré en las tierras del sueño.

Cuando me mostraron todo me maravillé, el príncipe había tejido todos sueños de las personas que atravesamos las puertas, y había construido una Cali muy parecida a la del mundo real pero llena de magia.

El problema es que ahora no se me permite salir, cada vez que duermo soy traído a estas tierras y debo rendir pleitesía. Antes podía soñar que era un rey y todos debían adorarme. Ahora estoy obligado a arrodillarme ante los sueños de uno.”


Clark el mendigo

El gran final, parte 4


El espacio es un... ¿podría llamarlo lugar? ¿Es el vacío un lugar?  Aunque para ser vacío, este vacío está lleno de cosas: pequeñas y grandes rocas, polvo, radiaciones que solo yo por ser un pulpo con consciencia ly os de mi especie podemos percibir, y justo en este momento, este vacío parece lleno de escombros, metal, vidrio, cables y mucha, mucha, materia orgánica. las partes humanas  parecen bailar en una coreografía organizada solo por su impulso: un dedo gira con fuerza constante alrededor de una mano, una cabeza  desprendida del tronco se aleja melancólica seguida por el resto de su cuerpo, una pierna se choca lentamente con una lámina blindada y cambia delicadamente su trayectoria… y yo solo me pregunto si una de esas burbujas de sangre que flotan o una parte de esos cuerpos que se aleja pertenece a Kay.



¿A quién se le ocurrió darle consciencia a los animales más cercanos a los patrones de pensamiento humanos?  Quién pensó que los pulpos, los delfines, los gorilas, los cuervos y las ballenas podían convertirse en compañeros de desgracia de los humanos que ahora vagamos en el sistema solar conocido, sin un lugar al que podamos llamar hogar? No sé si estas divagaciones se deben a que el oxígeno finalmente ha dejado de llegar a mi cerebro o a que el pinche pulpo está ahí, aferrado a lo que queda del casco exterior del asteroide buscándome  justo donde no estoy, mientras mi cuerpo inerte se aleja cada vez más. Los músculos han dejado de responderme, y mi arma está descargada…venus es hermoso, nunca lo había notado antes, es de un rojo brillante, casi tan brillante como el azul de la vieja tierra, y las nubes de azufre lo cruzan como pinceladas amarillas un lienzo pintado con sangre. ¿Es así como moriré? ¿Flotando hasta que un planeta me llame y caiga como una estrella para desintegrarme antes de tocar el suelo?




-Dron caballero en línea, introduzca comando…
-Comando aceptado, definiendo nuevos parámetros…
-Objetivo a la vista, iniciando protocolos de ataque…
-Objetivo presenta resistencia, incrementando  intensidad…
-Objetivo destruido, iniciado protocolos de diagnóstico…

Diagnostico finalizado:

capacidades móviles      30%
capacidades de ataque    50%
integridad de armadura: 15%
unidad lógica            60%
receptores de red        70%

unidad en espera de nuevas órdenes




Desconectarme siempre es lo más difícil, renunciar a la realidad en la que vive mi conciencia casi todo el tiempo y volver a sentir a través de mi cuerpo es como creo que se sienten los bebés de las comunidades primitivas cuando son expulsados del vientre materno. Es renunciar a la comodidad, a la luz, a la tranquilidad, aún en medio del caos en que se puede tornar la red, es perder el control, es sentir con receptores primitivos, es moverte con un cuerpo que dejó de evolucionar hace miles de años, es encerrarme en una caja de carne que no siempre hace lo que quiero. Odio desconectarme, pero el trabajo está hecho y cuando destruí el nodo de conexión del asteroide , las arañas le pusieron un precio muy alto a mi ícono, así que es mejor cambiar y empezar de cero en otra red. El dron caballero volvió toda la zona de anclaje de naves un gran cráter en el asteroide, de modo que llegaré al punto de encuentro B a través de las escotillas de servicio, solo para asegurarme que nadie me está buscando, he actualizado mi autorización de usuario a nivel gerencial y he hecho lo mismo con las credenciales de Yzock  y Kay . Solo espero que el gatillo y el pulpo puedan llegar a la nave de escape antes que todo vuele a la mierda.

Cuarta parte-Capítulo 3. La hoja seca en la cabeza del mapache.



Nota: Esta entrada y la siguiente sera las ultimas que dedique en un tiempo a la historia, creo que es hora de experimentar con otros escritos y de revisar lo que llevo de la narracion. 
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Realmente es curioso como muchas veces las cosas no salen como las deseamos, Hikari trato de mantener la compostura tratando de pensar en que todo fuera simplemente parte de la prueba, pero una parte de su mente se agitaba sin control. Taiga los miro con rudeza y les dijo:

- Las cosas se están poniendo interesantes, de aquí en adelante debemos ser más cuidadosos. Sigamos adelante y no perdamos tiempo, entre más rápido terminemos esta prueba mejor. Caminaremos con cuidado tratando de estar lo más cerca posible los unos de los otros, será difícil encontrar lo que estamos buscando y vigilar que no seamos atacados, pero debemos hacerlo.

Por otro lado el grupo de Kai se abrió paso por los tejados y muros buscando una posición estratégica en un lugar alto, después de cruzar varios edificios lograron encontrar a lo lejos el sitio más alto de la zona. Bajaron de uno de los edificios derruidos por donde transitaban, después cruzaron una calle y se abrieron paso por unas de las puertas tapiadas. El interior estaba oscuro y deshabitado, además parte de la estructura estaba por caerse, así que alcanzar el último piso no sería tarea fácil.

Para acceder al segundo piso debían trepar y después  tirar una cuerda que ayudara a subir los demás miembros del equipo, ese riesgo lo asumió Kai quien atándose una cuerda a la cintura para tener libres las manos, inicio el peligroso asenso por el lugar que le pareció más seguro, su buen juicio le fallo cayendo por un instante, pero logro aferrarse a una saliente y recuperar su postura, permitiéndole llegar sano y salvo al segundo piso. La subida al tercer piso no fue menos difícil pero lograron llegar a la parte más alta donde una porción del techo había caído, trepado una de las vigas se llegaba a un lugar perfecto para observar la totalidad de las ruinas.

Kai se quedó como vigía mientras los otros tres miembros del Clan León revisaban el edificio en busca de la estatua, después de un rato regresaron sin encontrar nada. Kai pudo observar el movimiento de la mayoría de los Clanes dándose una idea de donde ya habían buscado y si alguien había encontrado o no la estatuilla. Pasado el tiempo observo algo que le llamo la atención, un par de figuras de considerable estatura,  llevaban cargados tres bultos que se movían. En el fondo de su corazón sintió que algo no estaba bien. En la medida que la distancia y el tiempo lo permitió se dispuso a llegar al sitio, pues taba casi seguro que la gente que se llevaban eran los Fénix y aquellas figuras sombrías no deberían estar tan lejos de la muralla Kaiu.

Hikari estaba sola, en algún momento entre el primer y segundo piso del lugar donde estaban perdió a sus otros dos compañeros, estaba asustada y cualquiera en su situación lo estaría. No había tiempo que perder, si le fue imposible cumplir con su deber de proteger a sus otros compañeros, al menos saldría bien librada de esta prueba. Corrió por las habitaciones y los corredores buscando cualquier cosa sospechosa pero no encontraba nada, en el momento en el que casi pierde las esperanzas se encontró en el segundo piso una enorme estatua, si había algo fuera de lugar en esas ruinas seria la estatua de un dragón.

Se le estaba acabando el tiempo, ese pensamiento pasaba por su mente mientras buscaba en la estatua alguna grieta, mecanismo o abertura donde pudiera estar escondida la estatuilla dorada, después de un rato de palpar la estatua dio con un botón ubicado en el ojo del dragón, después de un clic se abrió un compartimento en un costado, Hikari noto el brillo que emitía la piza que rápidamente tomo, al girarse se encontró con la figura oscura y amenazante, que sin perder tiempo se arrojó sobre ella. Una tabla rota en el piso la hizo tropezarse hacia atrás evitando ser apresada, al verse libre ella se incorporó y sin pensarlo dos veces saltó con rapidez por la ventana.

Trozos de madera podrida volaban por todos lados mientras ella buscaba la mejor forma de aterrizar. Lo que quedaba de un adorno de madera en una viga fue suficiente para impulsarse y caer bien, apenas se pudo incorporar corrió en dirección de la muralla tratando de buscar ayuda, no paso mucho tiempo antes de ser rodeada, hombre de ropas negras, armas de asesino y rostros cubiertos se cernían sobre ella. Hikari les hizo frente tratando de no dejar el menor hueco en su postura, se defendía bien pero los números no estaban a su favor, pudo correr el mismo destino que sus compañeros, pero en ese momento llegaron los miembros del Clan León.           

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Gina

Al entrar en la vieja casa que cuidaba, Peter Gibson se sorprendió recordando a su esposa (“ex esposa”, le habría obligado a corregir su madre). Dejó las llaves y el celular en una mesita junto a la puerta (tal como Gina lo hacía), abandonó los zapatos al cerrar la puerta principal (como ella odiaba), desabotonó su camisa y se dirigió a la cocina. Planeaba dormir un rato considerable, y darse una ducha fría después de un trago de whiskey siempre le había funcionado. Con un poco de suerte no soñaría con ella.

Contabilizó el tiempo con el reloj sobre la estufa: eran las 5:00 pm; baño y café, cuarenta minutos; la siesta, una hora; arreglarse y salir, veinte minutos. Quedaba el tiempo suficiente para recoger a Ángela de la fiesta de cumpleaños que le permitió tomarse la tarde para él.

Sirvió el licor pensando en el día en el que se conocieron: una cata de vinos malos un corriente viernes de verano, Peter había organizado el evento para un cliente que no quería gastar mucho. Gina era una corredora de bolsa exitosa a la que todos los invitados pedían concejo.

Bebió el primer sorbo anhelando recordar el sabor del blended que estaban tomando cuando ella le pidió la mano, en el balcón de su penthouse. Todo había sido preparado en detalle, lo que fue encantador en ese momento, pero que solo eran un atisbo de la tormenta que fue su matrimonio.

Cuando bajó el vaso de whiskey comprendió porqué  su mente orbitaba alrededor de Gina: el ambiente olía a ella, al menos al producto que usaba para alisar sus rizos. Ese descubrimiento expulsó el aire de sus pulmones con una fuerte exhalación.

No acudieron a él los momentos de enamoramiento ni de amor reanimado por el nacimiento de su hija, sino las escenas de celos en público y la espiral de manipulaciones que lo arrastró en su último año juntos.

Su teléfono se sincronizó con el wifi del lugar y comenzaron a llegar mensajes atrasados, la vibración sobre la mesa en la entrada y los pitidos lo sacaron de su ensimismamiento y consumieron su batería, lo cogió y fue a ducharse.

El agua fresca en su piel lo relajó, como un masaje que disuelve un nudo muscular, nudo que se hizo al entrar en la casa. Entre la empresa de catering y cuidar a Ángela no le quedaba casi tiempo para él y sentía el agotamiento encima, pero había algo que le aceleraba el corazón y erizaba los vellos de los brazos. Su mente lo llevaba una y otra vez a la noche en la que Gina lo atropelló mientras se fugaba con la niña sobre la que él había ganado la custodia.

Mientras meditaba la razón de su malestar, hubo un corte de energía y la casa, construida en el siglo pasado y con muy mala iluminación, quedó a oscuras. Terminó la ducha e intentó alumbrar con su celular, pero resbaló de su mano directo al sanitario. El sonido que emitió fue de madera al golpearse, no el de un objeto al zambullirse. Recogió el celular e iluminó el inodoro. La tapa estaba abajo, aunque él siempre la dejaba arriba.

Cuando se vistió comenzó a revisar los mensajes en su móvil que alcanzaron a bajar antes que se apagara el wifi: mensajes de su hija desde la fiesta, de su hermana, cosas del trabajo y varios de un número desconocido. Se dirigían a él como "Sr. Gibson" y le pedían comunicarse de inmediato con el hospital mental donde estaba internada su ex esposa.

Su corazón golpeaba fuerte en su pecho y retumbaba en sus piernas mientras esperaba que le comunicaran al Dr. Jung. "Sr. Gibson, hubo una fuga en el hospital, la policía ha capturado a tres de los enfermos, pero creemos que hay al menos dos sueltos aún. No hemos podido encontrar a...", incrédulo, Peter se quedó viendo en la oscuridad la pantalla muerta de su teléfono.

Al llegar a la habitación para llamar desde el fijo, tropezó con sus zapatos pero conservó el equilibrio. Al tratar de llamar se dio cuenta que la línea no funcionaba. Entonces sintió el olor herbal del alisador de cabello más fuerte dentro del cuarto.

"Te estaba esperando, cariño. dónde está nuestra hija?"
"Te lo diré en cuanto sueltes ese cuchillo, Gina"

Con la comida no se juega


Así que el maldito colectivo pasa tarde otra vez y voy perdiendo mi trabajo cuando llego a la entrada, solo para encontrar otra maldita manifestación frente a la fábrica, los pinches jipis están en pleno apogeo, casi todos llevan pequeñas señales luminosas que escriben en varios idiomas como soy un maldito asesino, un pica carne sin conciencia, un mercader de la muerte, una máquina de matar sin alma y sobre todo, como estoy condenando a una especie tan bella como esa a la extinción.

Pero a todas estas, ¿qué culpa tengo yo de que los dichosos animalitos sepan tan rico? Es decir, seguramente hace diez mil años, cuando llegamos a esa tierra, nosotros no sabíamos que se podían comer, me imagino que al principio algún desubicado trató de comunicarse con ellos, es más me acuerdo que hasta hace poco se habían inventado un aparato dizque para hablarles, pero, carajo, ¿para qué quiero yo hablar con la comida?

Que saben qué es dolor, que tienen sentimientos, que sienten miedo, que quedan  muy pocos, que pueden usar herramientas, que tienen lenguaje, que son mascotas bonitas, que ya acabamos su hábitat, que solo existen los que criamos para comer y los de los zoológicos ¡a mí qué me importa!  Yo cuando veo un animal de estos solo pienso en costillas horneadas, en perniles rellenos, en entrañas fritas, ¡qué cosa tan rica! En la costa, mis primos se comen hasta la cabeza, la rellenan con papas, carne de otras cosas y yerbas y ¡les queda increíble!

Y entonces están estos jipis frente a la entrada de la fábrica, me ven bajarme del colectivo con mi uniforme de 3 pesos, después de viajar desde que salió el sol en Saturno y me empiezan a gritar y claro, el capataz ya nos ha dicho que no debemos hacerles caso, que son riquillos que no tienen nada que hacer con su vida, que si llegamos tarde le importa un culo de puta desechable, pero ¡carajo! Un maldito imbécil de estos me acaba de tirar un baldado de sangre, ¡¿cómo putas quiere que reaccione?!

Pako me alcanza a agarrar antes de que mate el miserable este con mi lonchera metálica, pero le alcanzo a dar un par de buenos golpes que le rompen la nariz, de eso estoy seguro, aunque quería tumbarle al menos uno de los dientes. Después del show los otros se apartan y nos dejan pasar sin joder más, todavía levantan las señales, que muestran los rebaños, a los recién nacidos que usamos como carne de primera y por supuesto que son tiernos, todos los animales son lindos cuando nacen, pero ¿es que esta gente nunca ha probado una bistec de carne de uno esa edad? ¡es deliciosa! Casi se deshace sola en tu boca, le puedes sentir el sabor de la leche, y acompañada de un buen licor, ufff, a veces me gastó la mitad de mi salario en una buena comida de estas y lo vale, cada bocado lo vale.

Recuerdo los buenos tiempos, cuando era pequeño e iba a cazarlos con mi papá y mi abuelo, al viejo le gustaba aterrizar de improviso al medio de un grupo grande o de una de esas aglomeraciones donde vivían de a millones y agarrar al primero que se acercara para abrirlo en frente de los demás, el miserable era medio psicópata, pero admito que la expresión del resto cuando se daban cuenta que no veníamos “en son de paz” era increíblemente graciosa, y después cuando empezaban a atacarnos con sus tubitos que escupían pedacitos de metal, ahhhh qué cosa tan divertida, nos podíamos pasar días enteros simplemente caminando por su planetica escogiendo los más gorditos para volver con ellos a donde la abuela, que nos esperaba con los hornos prendidos.

¿qué los humanos son inteligentes? ¡a otro con ese cuento!


martes, 11 de noviembre de 2014

Tercera parte-Capítulo 3. La hoja seca en la cabeza del mapache.


Al final de la tarde todos los participantes estaban de regreso en sus habitaciones, algunos celebrando en las salas comunes, otros comentando los combates y uno que otro, se sentó a contemplar la caída de la tarde por una ventana, mientras sus pensamientos se agolpaban en su cabeza. En verdad fue una mañana memorable y emocionante, no era común poder ver tal destreza y disfrutarla en todo su esplendor, pues lo normal era que solo en los campos de batalla los samuráis emplearan sus mejores técnicas y pocas veces los oponentes sobrevivían para contarlo.

Hikari era una de estas personas contemplativas, la frustración que cargaba desde hace unos días se le empezaba a volver insoportable, las cosas en realidad no estaba saliendo como se las imaginó. Un breve recuerdo de los días que paso enferma en el barco, se contrapuso con las ocultas esperanzas de aventura que guardaba al salir de su hogar. Luego recordó el episodio de la bruma en las llanuras de batalla y su mente se retorció un más en la contradicción, un pensamiento del que fue arrebatada por el aroma del té fresco que le acababan de traer, el encargado le hizo una reverencia y se retiró con una sonrisa mientras decía:

- Disfrute su té samurái sama, la vida nunca es lo que nos imaginamos.
Algo confundida vio llegar a Kai, quien después de atender sus asuntos salió a conversar un rato. Para algunos era raro que un Akodo fuera tan sociable, pues por lo regular eran casta de grandes generales y no de cortesanos, pero Kai sabia apreciar el valor de la información y recolectarla era una de sus más grandes habilidades. De cualquier forma él estaba ahí, hablándole sobre el día de mañana y con una enorme cantidad de expectativas respecto a la prueba que se realizaría. Hasta cierto punto eso la tranquilizo, nadie le podría quitar nunca el haber participado en este torneo y casi haber ganado con su habilidad una de las pruebas.

Dicen que cuando la noche se acaba, los sueños pasan mucho más rápido. De igual forma la noche siguió a la mañana como en un sueño, en el que Hikari, Kai y los demás participantes se encontraban de camino a cumplir la tercera de cuatro pruebas, lo único que sabían es que esta prueba era grupal y el ganador tendría gran reconocimiento y posición entre los miembros de Clan, pero en ese momento una cosa y solo una cosa tomo lugar en la cabeza de Hikari, esta vez lo lograría. Al final llegaron a la entrada de unas enormes ruinas, restos de un antiguo puesto de suministros que serían su campo de batalla, donde su misión seria recuperar una estatuilla dorada escondida en lo profundo de las ruinas y entregarla a uno de los delegados.

La entrada a las ruinas consistía en un pasaje flanqueado por paredes de piedra cubiertas de moho y otras malezas crecidas, al final del camino se abran las altas paredes de las ruinas que protegían lo que una vez fueron almacenes, alojamientos y talleres. Con rapidez los grupos corrieron por el pasaje y se dispersaron alrededor de los muros, cada uno buscando la manera de entrar al lugar de la prueba. El grupo de Kai encontró un lugar en la muralla para escalar, las habilidades de observación del futuro general no lo defraudaron, el más hábil de ellos subió y arrojo una cuerda para que subieran los demás, el trabajo en equipo era importante y decisivo en esta prueba.

Más al norte de la ubicación de Kai estaba el grupo de Hikari, parece que Taiga estaba en buenos términos con un Kami de aire, razón por la que le conto de una entrada secreta en el muro. Después de buscar un poco entre el moho y la vegetación en la pared, localizaron una roca con forma de sol que al ser presionada libero una tranca en el muro y con un ruido seco una parte de este cedió, dándoles acceso al interior de las ruinas. Un ambiente húmedo y oscuro los esperaba al interior, con una lámpara de mano sortearon la negrura que se extendía por el largo y angosto corredor.

Después de cruzar una puerta medio trancada ingresaron a una serie de corredores internos, llegaron a unas escaleras que los condujeron al interior de un gran edificio. Hasta ahora todo iba muy bien, o al menos eso pensaban hasta el momento de salir del pasaje y darse cuenta que ya solo iban tres. Uno de los Shiva había desaparecido y no se podían explicar como si el pasaje los había traído derecho hasta aquí, no escucharon ningún sonido estridente o grito si se hubiera resbalado o caído por algún lado. Hikari miró a Taiga y logró notar como la preocupación por un momento casi congestiona su rostro.