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miércoles, 18 de febrero de 2015

Consecuencias


Yaher exhaló una última vez y dejó de existir.

El arma cayó sobre el piso de madera como un segundo trueno, con humo gris aún emergiendo del cañón. Unos minutos después, el peso de su cabeza, desequilibró su cuerpo y este colapsó en una posición completamente antinatural, sobre el gran charco de sangre que había a sus pies, lo que lo hacía parecer un saco arrojado sin preocupación en el centro de una habitación.

La sangre fluyó hasta los espacios entre las tablas y empezó a acumularse en la división de concreto que separaba el apartamento de Yaher con el de la familia Ditrish, que en ese momento se encontraba a punto de empezar la cena en el comedor, directamente bajo  el cuerpo.

Serlin Ditrish, el padre, se encontraba sentado en la cabecera de la mesa, terminando de dirigir la oración habitual, con los ojos cerrados, pensando en una luz que iluminaba su mesa y a su familia, como solía hacer desde que su abuelo le enseñó a orar, 50 años atrás. Su esposa, Yolanda, repetía la letanía por inercia, ajustando su itinerario del día siguiente, para poder reunirse con una vieja amiga con quien se había encontrado casualmente dos días atrás. Merí. La hija mayor canturreaba su canción favorita de Boys2Men, mientras se imaginaba a Jack Russel, duchándose. Finalmente Tregui, el hijo menos de los Ditrish, y el único de los 4 con los ojos abiertos, trataba de robar un poco de la crema batida que adornaba el pastel que estaba en el centro de la mesa, rodeado de vegetales y pescado.

Los fragmentos del cráneo de Yaher que la bala había impulsado se habían clavado en la pared blanda de la división entre la cocina y  la sala, su materia cerebral, a pesar de no ser completamente líquida, se dispersó por el impacto en múltiples direcciones, llegando incluso al edificio de enfrente, a través de las ventanas abiertas, aterrizando en una fotografía familiar, justo en el  centro de la frente de una mujer rubia que abrazaba a su esposo.

La sangre encontró un espacio entre la tubería de gas y el sellamiento para atravesar el suelo y llegar sin complicaciones al techo de la casa Ditrish, donde empezó a acumularse lentamente, mientras se filtraba por el cielo raso, justo sobre el plato humeante de pescados cocidos.

La bala aterrizó a un par de cuadras del apartamento de Yaher, completamente deformada por encontrarse en su camino con una pared, un contenedor de basura, un hidrante y el asfalto de la calle, cayó sin fuerza a los pies de Ray Raymond Jr, un mendigo de casi dos metros con demencia que a esa hora arrastraba su carro de supermercado a lo largo de la calle, buscando un lugar seco para dormir.

El primero en notarla, sin embargo, fue Lindon B. Johnson, el perro de Ray, que se abalanzó sobre la pequeña piedra brillante al sentir el olor de carne que la impregnada, Ray vio a su compañero olerla con desconfianza unos segundos antes de meterla en su boca, lo que lo hizo reaccionar, acostumbrado como estaba a evitar que el pequeño pulgoso comiera cosas desconocidas, pues así había perdido a su anterior compañero, quien había muerto envenenado al comer carnada llena de veneno de rata.

Ray tomó la bala en sus sucias manos mientras el olor despertaba en él antiguos recuerdos de su paso por el ejército al mismo tiempo que la primera gota de sangre caía sobre la mano de Tregui Ditrish, quién finalmente había podido robar una generosa porción de la crema batida que adornaba el pastel sobre su mesa,  justo cuando su padre termina su oración y abría los ojos, descubriéndolo en el acto.

1 comentario:

  1. Está interesante, así mismo podrían desprenderse más consecuencias si se decidiera a dedicarle más trabajo.

    Parece raro que la familia cenando no se altere por el sonido del disparo, del arma al golpear el suelo y del cuerpo cayendo. Creo que te faltó calcular ese detalle dentro de las consecuencias.

    El título es con "s".
    La metáfora del saco en el suelo me parece muy forzada, innecesaria.
    A veces decís dibris y otras ditrish.
    En la descripción de la cena siento demasiadas pausas.
    Hay un "impregnada" que debería ser "impregnaba".

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