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jueves, 5 de febrero de 2015

Jugando en Hard

Liliana provocaba sueños pecaminosos a todo el que la veía: Su cuerpo y rostro habían sido perfectamente esculpidos por maestros cirujanos, las tonalidades de su cabello estaban calculadas cromáticamente, había trabajado la melodía de su voz tanto como sus movimientos sedosos y todo su guardaropa era una insinuación pícara sin pasarse de mostrona. Nada de esto es coincidencia, ella conoce la psiquis masculina y ha dominado el arte de manipular discretamente a todas las personas con las que se cruza.

La verdadera Liliana murió en 1982, siendo sacrificada por practicantes de Palo Mayombre al intentar traer el espíritu de un antepasado, que les mostraría tesoros ocultos durante la colonia. La parte de atar el espíritu al cuerpo de Liliana funcionó, pero la otra parte terminó en 5 cadáveres y a Chola Wenguere vagando por 30 años en un cuerpo humano buscando maneras cada vez más extremas de pasar el tiempo.

Desde hace media década su mayor entretenimiento consistía en seducir hombres jóvenes y verlos perder la cabeza, llevarlos por un camino de locura que gravita en torno a ella y destruirlos al punto que acaben suicidándose. A noviembre de 2012 su tasa de éxito es del 70%,  ha hecho que 11 hombres y 2 mujeres terminaran con sus propias vidas, mientras ella observaba golosa.

Abel desagradaba: tenía unos kilos extra mal ubicados, pelo grasoso e hirsuto, marcas de viruela en la piel, era bajito y, por más que lo intentaba, el pelo que se peinaba desde atrás no le cubría su devastado cuero cabelludo. Liliana se divertía cuando se encontraban en el ascensor, a él  se le enrojecían las orejas y le sudaban el bozo y las axilas. Ella notó que Abel estuvo a punto de hablarle en un par de ocasiones, pero sabía que él estaba fascinado y aterrorizado con ella. Así que decidió usarlo como entretenimiento.

Ella comenzó a forzar encuentros, en el lobby del edificio, en la lavandería, a la hora de salir a trabajar. Se divertía al notar cómo a Abel le temblaba la mano cada vez que fijaba directamente los ojos en los suyos y se extasió con el ridículo gritico que emitió el día que lo saludó.

Pasaron dos semanas hasta que él tuvo el coraje de sostener una conversación con Liliana, Abel le entregó un libro sobre África en el medioevo y un Kiwano, al parecer él había prestado atención a las pistas que había implantado en sus encuentros casuales. Él habló entrecortadamente pero con un tono muy suave y casi le suplicó que se conocieran mejor. Ella estuvo a punto de desecharlo al ver el trabajo tan fácil, pero el detalle del Kiwano la intrigó.

Se negó la primer y la segunda vez que Abel le pidió que cenaran juntos, pero se aseguraba de mandarle señales mixtas para no desanimarlo. Aceptó a la tercera, cenaron en un restaurante donde la música los envolvió mientras él le recitaba versos tiernos y ardientes de cuando los países eran jóvenes y los jóvenes eran héroes. Liliana entendió que comenzaba a verlo con ojos distintos. Esta vez era ella la que se estaba sonrojando.

Ella aceptó ir a su apartamento a tomar una copa de vino y conoció el desorden en el que vivía. Pero encontró encantador la cantidad de libros e instrumentos musicales regados por todos lados. Él quería mostrarle un antiguo volumen de tradición oral que había conseguido y comenzó a leérselo en un idioma que ella no comprendía, pero la prosodia y la energía con la que Abel declamaba era abrumadora.

Chola Werengue cerró los ojos mientras él se le acercaba masculinamente, susurrándole en el cuello pasajes antiquísimos y le tomaba una mano firmemente. Sintió los besos en el rostro, una mano acariciando su espalda y un puñal abriéndole las entrañas.

Abel terminó los cánticos mientras el cuerpo de Liliana caía sobre el pentáculo, puso un gallo sobre ella para atrapar el espíritu y cuando el ave chilló, lo desnucó y tiró a la chimenea. Recogió sus gafas y limpió unas gotitas de sangre que cayeron sobre el Malleus Maleficarum que había estado leyendo. Hizo una llamada por teléfono e informó a la Santa Inquisición que había terminado el trabajo.


Eso es todo el cuento, repito un par de párrafos como para que no sepás que ya va a terminar el cuento y que algo va a pasar. Asd asd asd

Liliana provocaba sueños pecaminosos a todo el que la veía: Su cuerpo y rostro habían sido perfectamente esculpidos por maestros cirujanos, las tonalidades de su cabello estaban calculadas cromáticamente, había trabajado la melodía de su voz tanto como sus movimientos sedosos y todo su guardaropa era una insinuación pícara sin pasarse de mostrona. Nada de esto es coincidencia, ella conoce la psiquis masculina y ha dominado el arte de manipular discretamente a todas las personas con las que se cruza.


La verdadera Liliana murió en 1982, siendo sacrificada por practicantes de Palo Mayombre al intentar traer el espíritu de un antepasado, que les mostraría tesoros ocultos durante la colonia. La parte de atar el espíritu al cuerpo de Liliana funcionó, pero la otra parte terminó en 5 cadáveres y a Chola Wenguere vagando por 30 años en un cuerpo humano buscando maneras cada vez más extremas de pasar el tiempo.

1 comentario:

  1. jose, tenés varias discordancias en los tiempos, pasás de hablar en pasado a presente y de nuevo pasado en el mismo párrafo varias veces, no creo que sea a apropósito porque a veces no tiene coherencia.

    La historia está chévere, creo que podrías mejorar el título, creo que no cuadra con el mood de la historia, cuando lo leí me imaginaba algo de videojuegos. BIENVENIDO DE VUELTA!

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